
7, 2020 / Boda Invernadero del Pazo de Santa Cruz Bodas
Cristina y Paulo: una boda en el Invernadero del Pazo de Santa Cruz
Cada boda es diferente, y lo bonito de ello es que en este día tan especial los novios pueden moldear absolutamente todo lo que pase a sus gustos, dejando así impregnado este momento con su esencia. La boda de Cristina y Paulo fue una de esas bodas con encanto que muestra la dedicación y el entusiasmo de los novios. No sólo por la elección del lugar, una boda en el Invernadero del Pazo de Santa Cruz ya es un éxito asegurado, también por todos los detalles que se sumaron a este día tan especial.
En líneas generales, puedo decir que la boda de Cristina y Paulo fue una boda fusión con lo mejor de España y México. Una boda en la que no faltó la fiesta y el tequila, pero tampoco los momentos especiales.
Si comenzamos por lo importante, por los novios, la elección del vestido y el traje que lucieron no podría haber sido mejor. Ella radiante y sencilla, con un vestido de novia hecho a medida en México. Él derrochando elegancia con un traje también hecho a medida.
Observando a los novios, sus emociones por separado y la preparación de ambos en un momento tan especial, ya me hacía ver que la boda que estaba viviendo sería diferente y única. Así lo fue desde los primeros momentos emotivos, cuando Cristina hizo llegar, justo antes de la ceremonia, una carta escrita por ella a Paulo. La emoción contenida del novio fue menos contenida al ser sorprendido por ella, que no pudo esperar a llegar a la iglesia para el encuentro. Un momento precioso que tuve la suerte de retratar y que quedó especialmente emotivo por la reacción de ambos.
Como digo, esto sólo fue el comienzo de algo maravilloso. Un día en el que sus más de 200 invitados también aportaron muchísimo; y es que, ya se sabe que las bodas se hacen para disfrutar, y que en eso, nuestros invitados tienen muchísimo que aportar, y en el Invernadero del Pazo todo es siempre más sencillo.
Boda en el Invernadero del Pazo de Santa Cruz
La elección del lugar fue, sin duda, uno de los primeros aciertos de la pareja. Cristina y Paulo decidieron celebrar su boda en el Invernadero del Pazo de Santa Cruz, Pontevedra.
El Pazo de Santa Cruz es un lugar único con una belleza deslumbrante. Un lugar lleno de jardines ocultos, de naturaleza en estado puro e incluso un bosque. Una de las mejores opciones a la hora de celebrar una boda en Pontevedra.
Una de las partes más bonitas es, sin lugar a dudas, el invernadero inglés, que es el lugar que hace posible la celebración de las bodas en el Pazo.
En la sesión de fotos de los novios pudimos descubrir cada uno de estos rincones que se mostraron frente a la cámara con una explosión de color, todo ello mirando a la ría de Pontevedra desde un enclave completamente privilegiado. Además, todo parecía surgir con la mayor de la naturalidad; y es que hay que decir que Cristina fue una novia dichosa, lo que se suele decir cuando llueve en las bodas. No obstante, esta lluvia pasó pronto, algo que nos proporcionó una luz súper bonita para toda la sesión.
Detalles de la boda en Pontevedra
Esta boda en Pontevedra tuvo muchos detalles. La carta, como comentábamos, sólo fue el inicio. Otro de los momentos clave que se vivieron con más intensidad fue cuando la novia tiró el ramo en el aperitivo; y es que no todas las tradiciones cambian, hay algunas que siguen perdurando y que nos encantan.
También fue precioso el momento de entrega de ramo a la abuela o el momento en el que los recién casados iniciaban el baile.
Tanto Cristina como Paulo querían fotos naturales en las que nadie tuviera que posar. Momentos captados que pudieran reflejar la felicidad del momento. Ellos lo pusieron fácil, desde luego, pues mostraron un sinfín de momentos cómplices con total naturalidad. Pude captarlos desprevenidos, radiantes y disfrutando de su amor y del resto de invitados.
Sin duda alguna, Cristina y Paulo fueron otra de esa pareja de novios especiales que guardaré con muchísimo cariño. Una pareja a la que espero que a partir de ahora la vida les regale muchísimos momentos mágicos, casi tanto o más que el que viví con ellos.